Culto a la madre e hijo





Uno de los ejemplos más sobresalientes de cómo el paganismo babilónico ha continuado hasta nuestros días, puede verse en la forma en que la Iglesia Romana inventó el culto a María, para reemplazar el antiguo culto a la diosa –madre de Babilonia..después de la muerte de Nimrod, su adúltera esposa dio a luz a un hijo del que afirmó había sido concebido sobrenaturalmente. Proclamó que éste era un dios-hijo; que era Nimrod mismo, su líder, que había renacido y que tanto ella como su hijo eran divinos. Esta historia era ampliamente conocida en la antigua Babilonia y se desarrolló en un culto bien establecido, el culto de la madre y el hijo. Numerosos monumentos de Babilonia muestran la diosa madre Semiramis con su hijo Tammuz en sus brazos. (Véase ilustración)

Ahora, cuando el pueblo de Babilonia fue disperso en las varias áreas de la tierra, llevaron consigo el culto a la divina madre y al dios-hijo. Esto explica por qué todas las naciones en tiempos pasados adoraban a la divina madre y a su hijo de una u otra forma, ¡aún siglos antes de que el verdadero Salvador, nuestro Señor Jesucristo naciera en este mundo! En los diversos países donde se extendió este culto, la madre y el hijo eran llamados de diferentes nombres debido a la división de los lenguajes en Babel, pero la historia básica seguía siendo la misma.

Entre los chinos, se llamaba ala diosa madre “Shingmoo” o “Santa madre”, y se representa con un niño en los brazos y rayos de gloria alrededor de su cabeza.9 Los germanos veneraban a la virgen “Hertha” con un niño en los brazos. Los escandinavos la llaman “Disa y también la presentaban con el niño en brazos. Los etruscos la llamaban “Nutria”; en India, la “Indrani”, que también era representada con un niño en los brazos, y también, entre los druidas, adoraban a la “Virgo Paritura” como a la “Madre de Dios.

La madre babilónica era conocida como “Afrodita” o “Ceres”, por los griegos; Nana, por los sumerios, y como “Venus” o “Fortuna” por sus devotos en los viejos días de Roma; su hijo era conocido como “Júpiter”. La ilustración muestra a la madre y al hijo como Devaki y Crishna (Krishna).

Por algún tiempo, Isi, la “gran diosa” y su hijo Iswara, han sido venerados en la India, donde se han erigido grandes templos para su culto. En Asia la madre era conocida como “Cibeles”, y su hijo “Deoius”. “Pero no tomando en cuenta su nombre o lugar – dice un escritor -. Era la esposa de Baal, la reina-virgen del cielo quien dio fruto sin haber concebido.Cuando los hijos de Israel cayeron en apostasía, ellos también se descarriaron con este culto de la diosa-madre. Como podemos leer en el libro de Jueces 2:13, “Y dejaron a Jehová y adoraron a Baal y a Astaroth”. Astaroth era el nombre bajo el cual la diosa era conocida por los hijos de Israel. Da vergüenza el pensar que aun aunque aquellos que conocían al Dios verdadero, se alejaban de El y adoraban a la madre pagana. Pero eso es exactamente lo que hicieron14. Uno de los títulos bajo el cual era la diosa conocida por los israelitas, era el de “Reina del Cielo”, como leemos en Jeremías 44:17-19. El profeta Jeremías los reprendió por venerarla, ¡Pero ellos se revelaron a pesar de su advertencia, y fue así como trajeron sobre sí mismo una plena destrucción por la mano de Dios!

En Efeso, la gran madre era conocida como “Diana”; ¡El templo dedicado a ella en esa ciudad era una de las Siete Maravillas del Viejo Mundo! Y no solamente en Efeso, sino también a través de Asia y del mundo entero era venerada la divina madre (Hechos 19:27).En Egipto, la madre babilónica era conocida como Isis, y su hijo como Horus. Nada es más común, en los monumentos religiosos de Egipto, que el infanta Horus sentado en el regazo de su madre (véase ilustración).

El culto a la madre y al hijo era conocido en tiempos pasados, pues en 1747 se encontró un monumento religioso en Oxford, de origen pagano el cual exhibe a una mujer alimentando a un infante. “Así vemos – dice un historiador – que la virgen y el hijo eran venerados en tiempos anteriores desde China hasta Bretaña... y aún en México la madre y el hijo eran venerados”.

Este culto falso se esparció desde Babilonia a varias naciones, con diferentes nombres y formas; finalmente, se estableció en Roma y a través del Imperio Romano. Dice un notable escritor de esta época: “El culto a la grandiosa madre... era muy popular en el Imperio Romano. Existen inscripciones que prueban que los dos (madre e hijo) recibían honores divinos, no solamente en Italia – especialmente en Roma – sino también en las provincias, particularmente en África, España, Portugal, Francia Alemania y Bulgaria.

Fue durante este período de culto prominente a la madre divina, que el Salvador, nuestro Señor Jesucristo, fundó la verdadera Iglesia del Nuevo Testamento; ¡Y qué gloriosa era la Iglesia en esos días!

Pero la que una vez fue conocida como la “Iglesia”, abandonó su fe original en el tercer y cuarto siglos y cayó en la gran apostasía que los apóstoles habían anunciado. Cuando vino la “apostasía” se mezcló mucho paganismo en medio de la cristiandad. Se aceptaban en la Iglesia a paganos no convertidos y en numerosos casos se les permitía continuar mucho de sus ritos y costumbres paganos sin restricción alguna; en ocasiones se hacían algunos cambios con el fin de que estas creencias paganas parecieran similares a una doctrina cristiana. Uno de los mejores ejemplos de esta clase de paganismo lo podemos tener en la forma en que la iglesia pofesante permitía a los paganos el continuar el culto a la diosa madre ¡Solamente con un poco diferencia y con otro nombre! Habían muchos paganos que se sentían atraídos al cristianismo, pero era tan fuerte en sus mentes la adoración a la diosa madre, que no la querían abandonar. Entonces los líderes de la Iglesia buscaron una similitud en la cristiandad con el culto de los idólatras paganos para poder atraerlos en gran número y así añadirlos a ella.>¿Pero a quién podrían usar para reemplazar a la diosa madre del paganismo? Pues claro que a María, la madre de Jesús; era la persona más lógica que podían escoger. ¿Por qué, entonces, no permitir que los paganos continuaran sus oraciones y devociones a su diosa, llamándola con el nombre de María, en lugar de los nombres anteriores con los cuales ellos la conocían? Esto le daba al culto idólatra de los paganos la “apariencia” de cristianismo y de esta forma, ambos bandos podían estar satisfechos e incorporarse así a la Iglesia romana.

Y es esto exactamente lo que sucedió. Poco a poco, el culto y doctrinas que habían sido asociados con la madre pagana, vinieron a ser aplicados a María. Así, el culto pagano de la “madre” continuó dispersándose dentro de la Iglesia profesante.

Es obvio que este culto a María no era sólo la veneración que se merece la más bendita entre las mujeres, la madre humana del divino Salvador, sin que, al contrario, no era más que una continuación del viaje culto pagano a la madre. Porque a pesar de que María, la madre de Jesús, era una buena mujer, dedicada y temerosa de Dios, y fue escogida especialmente para engendrar el cuerpo de nuestro Salvador, no fue nunca considerada como una persona divina o como diosa pro la verdadera Iglesia primitiva. Ninguno de los apóstoles, ni Jesús mismo, dieron alguna vez a entender que se debería venerar a María. Como lo indica la ”Enciclopedia Británica”, durante los primeros siglos de la Iglesia no fue puesto ningún énfasis en María. No fue sino hasta la época de Constantino, la primera parte del siglo IV, cuando alguien empezó a ver a María como a una diosa. Pero aun durante ese período, tal idolatría era denunciada por la Iglesia, lo cual es evidente en las palabras de Epifanio, quien denunció a ciertas mujeres de Tiro, Arabia y otros sitios por rendir culto a María como a una diosa verdadera y hacerle ofrendas en su capilla. Pero unos años más tarde, el culto a María no solamente era permitido pro lo que es actualmente conocida como la Iglesia Católica, sino que vino a ser una de sus doctrinas principales y lo continúa siendo hasta hoy día.

Como Roma había sido por mucho tiempo el centro del culto a la diosa del paganismo, no debemos extrañarnos de que éste fuera uno de los primeros sitios donde le culto a María se estableció dentro de la “iglesia”. Este es un hecho que revela abiertamente que el culto a María fue el resultado directo de la influencia pagana.

Otra ciudad en donde el culto idólatra pagano a la madre era popular fue Efeso, y ahí también se hicieron intentos pro mezclarlo con la cristiandad. En Efeso, desde tiempos primitivos, la diosa-madre era llamada Diana (Hechos 19). En dicha ciudad los paganos la veneraban como la diosa de la virginidad y la maternidad18. Se decía que ella representaba los poderes generadores de la naturaleza, por lo cual se la representaba con muchos senos. Una torre de Babel adornaba su cabeza. Cuando se tienen creencias durante siglos, por lo general no es fácil abandonarlas. De modo que cuando llegó la apostasía, líderes de la iglesia de Efeso razonaron que si permitían a los paganos continuar su adoración a la diosa-madre, los podrían atraer a la “iglesia”. Así, entonces, en Efeso se incorporó el culto a la diosa pagana y se mezcló con el cristianismo. Se sustituyó el nombre de Diana por el de María y los paganos continuaron orando a la diosa-madre. Conservaron sus ídolos con la imagen de ella y la iglesia profesante permitió que los adorasen junto con Cristo. Pero no es mezclando de esta forma el cristianismo con el paganismo el camino de Dios para ganar convertidos. Cuando Pablo llegó a Efeso todavía no se había infiltrado el paganismo. La gente era verdaderamente convertida y en esos días al convertirse al cristianismo destruían las imágenes de la diosa-madre (Hechos 19:24-27). ¡Cuán trágico fue que esta iglesia aceptara y aún adoptara la idolatría abominable de la diosa-madre disfrazándola bajo el hábito de la cristiandad! Finalmente, cuando el culto a María se hizo una doctrina oficial de la Iglesia Católica, en el año 431 d.C., fue precisamente en el Concilio de Efeso, la ciudad de la diogana pagana Diana. Es obvia la influencia pagana que indujo al Concilio a tomar esta decisión. Otro sitio del culto idólatra a la diosa-madre fue Alejandría (Egipto). Aquí era conocida bajo el nombre de Isis. Cuando el cristianismo se propagó hasta Alejandría, se hicieron convenios similares a los que se habían adoptado en Roma y Efeso. El culto idólatra-pagano a la madre fue cuidadosamente inyectado a la “cristiandad” por los teólogos de la iglesia en dicha ciudad. Ahora, el simple hecho de que haya sido en ciudades como Alejandría, Efeso y Roma donde la idolatría pagana se mezcló primeramente con la cristiandad, muestra de manera definitiva la continuación directa del antiguo paganismo. Esto prueba más aún que el culto a María no es más que el antiguo culto popular a la diosa-madre pagana y se puede confirmar notando los títulos que se le confirieron a María así como la forma ritual de sus cultos.

Por ejemplo, María es frecuentemente llamada “la Madonna”. ¡Este título no tiene absolutamente nada que ver con María, la madre de Jesús! En cambio, esta expresión es la traducción de uno de los títulos por los cuales la diosa babilónica era conocida, y Nimrod vino a ser conocido como Baal. El título de su esposa, la divinidad femenina, sería el equivalente a Baalti. En castellano esta palabra equivale a “mi Señora”; en latín, Mea Domina, y en italiano, en una forma bien conocida, es Madonna.

Entre los fenicios, la madre-diosa era conocida como “Nuestra Señora de los Mares”, y aún este título se aplica a María a pesar de que no hay absolutamente ninguna conexión entre María y el y el mar en los evangelios. Las Escrituras claramente indican que sólo hay un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre (l° Tim. 2:5). A pesar de esto, el catolicismo romano enseña que María también es “mediadora”, y es por esto que las oraciones a ella forman una parte muy importante en el culto católico. ¿Pero cómo fue que María vino a ser conocida como “mediadora”? Nuevamente tenemos la influencia del paganismo, pues la madre-diosa de Babilonia tenía nombres como “Mylitta”, que significa “la mediadora”. Y así esto también pasó a la iglesia apóstata, ¡la cual hasta hoy en día habla de María como mediadora!Otro título que proviene del paganismo y fue aplicado a María es el de “Reina del Cielo”. En ningún lugar del Nuevo Testamento se dice que María la madre de Jesús sea o tuviera que ser nombrada reina del cielo; pero este título lo poseía la diosa-madre pagana que era adorada siglos antes de que María siquiera hubiera nacido. Sí, hacía mucho tiempo, en los días de Jeremías, que el pueblo adoraba a la “reina del cielo” y practicaba ritos que eran sagrados para ella. Como podemos leer en Jeremías 7:18-20, “Los hijos recogen la leña y los padres encienden el fuego y las mujeres amasan la masa para hacer tortas a la “reina del cielo”. Y en este contexto, es interesante notar que actualmente las mujeres de Paphos (Cipre), hacen ofrendas a la virgen María, como reina del cielo, en las ruinas del antiguo templo de Astarté

Como hemos visto, el nombre de la diosa-madre en Egipto era Isis y su hijo Horus (Osiris). Pues bien, uno de los títulos por los cuales Isis era conocida también, era el de “Madre de Dios”. Más tarde este título fue aplicado a María por los teólogos de Alejandría. Nuevamente este era un intento obvio para hacer aparentar a la cristiandad semejante al viejo paganismo con la adoración a su diosa. Bien sabemos que María era la madre de Jesús, pero solamente en el sentido de su naturaleza humana. El título católico y el significado original de éste trascendieron y pusieron a la sencilla y humilde madre del Señor en una posición exaltada ajena al Nuevo Testamento. Y en la misma forma se sigue instruyendo a los católicos actualmente.

El culto a Isis no fue limitado a Egipto. Se introdujo en Roma en el año 80 a.C. cuando Sulla fundó un colegio isiaco allí. Y para mostrar hasta qué punto estaba mezclado el paganismo con la “cristiandad” romana, necesitamos solamente mencionar el hecho de que Isis era adorada en un templo “que estaba situado en las colinas vaticanas, donde hoy está localizada la Basílica de san Pedro, el centro de la Iglesia que adora a la “madre de Dios” en aquella forma. Aquí encontramos que los títulos “reina del cielo” , “nuestra señora de los mares”, “mediadora”, “madonna”, “madre de Dios” y otros más –que antes se atribuían a la diosa-madre pagana- fueron poco a poco aplicados a María. Tales títulos indican claramente que el supuesto culto a María de hoy es en realidad una continuación del culto a la diosa pagana. Pero existen todavía más pruebas que se pueden observar en la forma en que se representa a María en el “arte” de la Iglesia apóstata.

Tan bien fijada en la mente pagana estaba la imagen de la diosa-madre con el niño en los brazos, que cuando los días de la apostasía llegaron, “la antigua estampa de Isis y de Horus fue finalmente aceptada, no solamente entre la opinión popular, sino por su sanción episcopal, como el retrato de la virgen y su hijo”. Se adjuntaron representaciones de Isis y su hijo en un marco de flores. Esta práctica también fue aplicada a María, quien casi siempre es mostrada en la misma forma, como bien lo saben los estudiantes del arte medieval.

La diosa egipcia Isis era frecuentemente representada como parada en la “Luna creciente” con “doce” estrellas alrededor de su cabeza. Incluso esto fue adoptado para María, pues en casi todas las iglesias católicas romanas del continente europeo, se pueden ver cuadros de María en la misma forma. La ilustración que e acompaña (impresa tal como está en el Catecismo Oficial de Baltimore, EE.UU.), ¡muestra a María con las doce estrellas alrededor de su cabeza y la Luna creciente bajo sus pies!Para satisfacer las mentes supersticiosas de los gentiles, líderes de la Iglesia apóstata trataron de hacer a María similar a la diosa del paganismo y exaltarla a una superficie divina, para competir con la madre-pagana. Y de igual manera se hicieron estatuas de María –a pesar de que las Sagradas Escrituras prohíben tal práctica. En algunos casos, las mismas estatuas que habían sido veneradas como Isis (con su hijo), fueron simplemente cambiadas de nombre y se dieron a conocer como María y su hijo Cristo, de modo que continuara el antiguo culto. “Cuando el cristianismo triunfó –dice un autor-, estas pinturas y figuras se convirtieron en la Madonna y su hijo, sin interrupción alguna: ningún arqueólogo podría actualmente asegurar si alguno de esos objetos representa a la una o a la otra.

Todo esto demuestra a qué grado se han rebajado los líderes apostatas para tratar de unir el paganismo con el cristianismo. La mayoría de esas figuras con distintos nombres han sido adornadas con joyas en la misma forma en que lo están las imágenes de las vírgenes hindú y egipcia. María, la madre de Jesús, no era rica; al contrario, era pobre. Entonces, ¿de dónde vinieron las joyas y coronas que se ven en las supuestas estatuas de ella? Obviamente, tales representaciones no son cristianas; son de origen anterior al cristianismo.Y así, por compromisos unos muy evidentes y otros más disimulados, el culto a la antigua madre de los paganos fue continuado dentro de la “Iglesia” de la apostasía con el nombre de María, a quien se sustituyó en lugar de la otra. ¡Y este cambio ha venido engañando al mundo entero!

Comentarios

  1. Babilonia: sede de la adoración falsa
    La antigua Babilonia era famosa por su adoración de dioses y diosas paganos. En su libro Babylonian and Assyrian Religion, el profesor S. H. Hooke dice: “Babilonia era la ciudad donde Marduk ocupaba el lugar principal entre los dioses adorados allí. En el tiempo de Nabucodonosor II, en Babilonia había no menos de 58 templos que pertenecían a dioses designados, sin mencionar muchos otros templos que no habían sido asignados específicamente. Esto manifiesta la prominencia de la casta sacerdotal en la vida de una gran ciudad”. Se dice que el templo de Marduk en Babilonia tenía 55 capillas secundarias. ¡Cómo nos recuerda esto los muchos templos, iglesias y catedrales de hoy que tienen capillas secundarias para dioses menores, santos y vírgenes!
    Babilonia era un centro de idolatría en el culto de los dioses. Un relato señala que los sacerdotes y los feligreses “colmaban a las imágenes sagradas de mil atenciones, considerando a las estatuas como intermediarios de los dioses. Se cubrían las estatuas con ricas vestiduras, se las adornaba con collares, brazaletes y anillos; descansaban en lechos suntuosos y se las sacaba en procesión por tierra y agua en andas, carros y navíos particulares”. ¡Cuán similar a la adoración que se da a dioses, santos y vírgenes en el hinduismo, el budismo y el catolicismo de la actualidad, en los cuales también se pasea a las imágenes por calles y ríos y el mar!
    Vemos otro ejemplo del paralelo entre la Babilonia antigua y la religión moderna en la siguiente descripción tomada de la misma enciclopedia: “Sus fieles la llaman con los nombres más dulces: no es sólo diosa y señora, sino también madre misericordiosa, la que escucha las plegarias, la que intercede, la que ha dado vida al universo y a la humanidad”. Compárese eso con la siguiente oración de El Santo Rosario: “Gracias os damos, Soberana Princesa, por los favores que todos los días recibimos de vuestra benéfica mano; dignaos, Señora, tenernos ahora y siempre bajo vuestra protección y amparo”.
    ¿A quién se describe aquí, y a quién se dirige la oración? Inmediatamente muchos dirían: “A la Virgen María”. Esa respuesta no sería del todo correcta. La oración se ofrece a María. Sin embargo, como nos informa la obra Las Grandes Religiones Ilustradas, la primera cita es una descripción de Ishtar (Istar), la “Señora del amor”, la diosa babilónica de la fecundidad, el amor y la guerra. A veces se la presenta en imágenes “como una madre que amamanta a su niño”. ¡Otro ejemplo que muestra que la religión moderna no es tan diferente de la religión de la Babilonia antigua!
    También podemos ver un parecido entre la Babilonia antigua con sus conceptos del alma humana y sus tríadas de dioses y, hoy, los conceptos similares del alma inmortal y las tríadas de la religión moderna. La evidencia confirma nuestro entendimiento de que “Babilonia la Grande” es un símbolo apropiado del imperio mundial de la religión falsa bajo el control de Satanás.

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